El autor, José Raúl Jaramillo Restrepo, nació en Armenia, Quindío -Colombia- en 1944. Abogado. Cofundador y egresado de la Universidad Autónoma Latinoamericana -Medellín-.
Ha publicado:
Textos breves -Ediciones La Balsa- Medellín (2001); Microrrelatos -Cuadernos de Minificción- Calarcá, Quindío (2006); Textos para el olvido -Cuadernos Negros- Calarcá, Quindío (2009).
El libro que hoy presentamos, La Antesala del olvido, editado por Tragaluz Editores -Medellín (2010), fue ilustrado por Elkin Obregón Sanín.
El escritor Umberto Senegal saludó con las siguientes palabras la aparición de esta obra:
“…Minificciones sutiles en su temática, de impecable pureza idiomática y
minuciosa elipsis que demuestran su hábil, paciente y depurado manejo de la
fractalidad, la fugacidad y la tensión al elaborar cada minicuento... Los
microrrelatos que componen este libro, donde el ser humano se encuentra
diseccionado en sus temores y codicias, en sus sueños y pesadillas dentro de
una sociedad igual de descompuesta, reúne las cualidades formales que el
narrador norteamericano Paul Theroux, maestro de la ficción súbita, señala para
el género: Minuciosamente pensado en sus
efectos, su distribución y su duración”.
La siguiente es una muestra de relatos tomados de La antesala del olvido.
Amanecer
Una pierna
envuelta en una gran bota roja adornada
con algo
que semejaba la nieve, quedó estorbando
en la esquina después de las alegres celebraciones
de la noche
navideña.
Atisbos
Por los
postigos apenas insinuados por leves líneas
de pintura en
las ventanas, solo se asomaban los
fantasmas,
sempiternos habitantes de la casa.
Baile
Los ojos de
un ciego de nacimiento fueron los más
alegres que
observó en el concurrido baile de máscaras.
Trifulca
En medio de
la pelea entre animales de la más diversa
pelambre,
el más feroz de entre ellos levantó
su hocico
ensangrentado y aulló: ¡Qué envidia!
¡Parecemos
rapsodas!
Inmortal
Cuando se enteró de que le había sido concedida la inmortalidad, enfrentó a los dioses con tono de airado reclamo.
Desde la oquedad lo fulminó un rayo.
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