En el prólogo de este libro, Henry Miller hace una lúcida semblanza de Thoureau. Nos muestra que el camino seguido por los Estados Unidos como nación dio la espalada a las enseñanzas de este hombre y de sus contemporáneos Whitman y Emerson.
En estos tiempos que corren de desaliento espiritual y de frenesí por el consumo como objetivo de vida, Miller nos plantea que sigamos la senda de Thoreau y seamos valientes: “Llevad una vida ejemplar, enseguida, en cada instante, al máximo de vuestras capacidades, e indirectamente, inconscientemente, lograréis la forma de gobierno más cercana a lo ideal”.
Lee más de este ensayo de Thoreau en el siguiente enlace: Del deber de la desobediencia civil.
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